Saturday, December 21, 2013

Montañeros y otras especies


¿Qué es lo que tiene el mundo de la montaña, que obliga a sus aficionados a vestir con su estilo montañero allá adonde van, sin discrimar actos sociales o vida urbana de sus ascensos y escaladas?

Ya sé que todas las tribus urbanas –o no urbanas- tienen su propio lenguaje, pero este de la montaña siempre me ha llamado la atención particularmente.

Esta semana se está celebrando en Bilbao la sexta edición del Mendi Film Festival, magnífica reunión de las mejores películas y documentales sobre el alpinismo, escalada, esquí de montaña y todo lo relacionado con este mundo. En realidad, un gran festín de aficionados y profesionales del riesgo, aventura y deporte extremo.


He asistido a varias sesiones y la experiencia estilística ha sido muy parecida a una subida al Pagasarri (monte dominguero por antonomasia del mismo Bilbao) o un catálogo de Decathlon: forros polares con cremallera en el cuello, pantalones de gabardina, anoraks corta-vientos, y por supuesto, calzado de montaña. Las marcas, variaditas: Ternua, The North Face, Quechua, Carhartt, etc

Claro está que todo lo arriba mencionado sólo es el acompañamiento de un aspecto físico determinado: pelo greñoso y con aspecto de no haber visto un peine en años (si se tiene rizado, suele ser ideal el estilo Einstein), barba en los hombres, cada cual como pueda. Común en hombres y mujeres, los anillados varios, piercings –esto siempre me ha parecido indicador de que el usuario no puede ser un avezado escalador porque me parece bastante  incómodo para climas extremos.  También son típicas las rastas, sueltas o recogidas en un turbante-pañuelo, lo que favorece la imagen de higiene descuidada.

De todas formas tengo la impresión de que este estilo es algo particular de la tierra donde vivo,  montañeros de otros países adquieren variantes con rasgos más locales.

Podrían copiar un poco el anuncio de Paul Smith para ver que se puede vestir cómodo y deportivo sin dar la sensación de acabar de salir de la tienda de campaña.




Y para quien quiera más de Sébastien Montaz-Rosset y The Flying Frenchies, sus dos películas a concurso son de lo mejor del festival aunque yo me quedo con la más artística, “Petit bus rouge”



Sunday, November 24, 2013

Y Volver, volver, volver...


 “…a tus brazos otra vez…” famosa ranchera de Vicente Fernández, o aquel “volver con la frente marchita” de Carlos Gardel, bandas sonoras muy adecuadas para mi vuelta al teclado, esta vez en castellano. En realidad, la vuelta era la del verano, pero perdí a mi corrector de textos por el camino. Así que por el momento, y para probar a todos esos lectores que dicen que no me leen porque no dominan el inglés (o eso dicen), vamos a ver qué pasa al escribir sobre el estilo español, en español.

En aquel artículo sobre la vuelta, hablaba de lo plasta que es el personal presumiendo de los sitios en los que ha estado durante las vacaciones,  de los restaurantes en los que ha comido, del último deporte que ha probado y de qué pena me das que no tienes nada exótico que contar. Con el boom del ladrillazo, todo bicho viviente tenía derecho a irse de vacaciones al lugar más alejado de su domicilio habitual, y a contarlo a la vuelta, siempre asegurándose de que rellenaba todas las casillas de lo que se espera de tal experiencia. Que si se ha ido a un lujoso resort, visto la casa de tal famoso, cenado en no se qué  chiringuito michelinamente estrellado, visitado el sempiterno museo, descubierto algo que nadie sabe, visto el espectáculo del momento, etc. Además siempre en plan "apañao" de precio, vamos, una petardada (o mucha envidia). Muy pocos cuentan sus vacaciones según lo que han aprendido, la gente que han conocido o los libros que han leido.

Yo personalmente, como no me puedo ir a esos lugares exóticos,  he aprendido muchas cosas; y todas muy útiles. Que el arroz sale mejor si le añades el agua caliente, que me parece que Arturo Pérez-Reverte se inspiró en el protagonista de la novela de Sommerset Maughan, “El filo de la la navaja” para  “El tango de la guardia vieja”, que muchos hombres en Santander llevan una esclava de oro ; que esta ciudad va a albergar el único edificio de Renzo Piano en España, y los próximos mundiales de vela (2014 Sailing World Championships).



El Centro Botín de Renzo Piano, Santander
La esclava, Santander


También he aprendido – a pesar de decirlo varias veces-que hay que asegurarse que tu “monkey” no mete en su bolsa de mano la varita mágica de Harry Potter con punta de neón a riesgo de perder la conexión transoceánica porque no pasa el control de seguridad, aparentemente era fundamental realizar algún conjuro en el avión. He conocido Charlotte, Carolina del Norte, donde se rueda Homeland (dato pop para quienes no conocen la ciudad), y las ambiciones de un museo como el Mint, con ganas de introducirse en la escena internacional. Me ha fascinado la serie “House of Cards”(sobre todo su extraordinaria banda sonora) y la nueva manera de ver televisión con Netflix, con un poco de sufrimiento, me he enseñado a mí misma a correr estilo descalzo inspirada por el libro de Adharannand Finn, “Corriendo con los keniatas”; he confirmado que adoro a mis amigos que no hablan de sus hijos contínuamente, que Salome Campos era una mujer fuerte e intrépida, que nadó los 5 kilómetros que separan el puerto de Bermeo de la isla de Izaro sin entrenar regularmente, y sin los trajes de neopreno que protejen de las frías y movidas aguas del Cantábrico…





Así que de vuelta a mi portátil con historias frescas o desempolvado anécdotas, The Spanish Style retorna a sus brazos otra vez, señoras y caballeros, esta vez, en castellano.


Thursday, July 25, 2013

Jute With Canvas


When complicated laces and straps squeeze your ankles, when plastic soles make your feet sweaty and slippery, when impossible heels scrunch your toes forward, when buckles leave an undesirable jail cell tattoo, when your toes can’t hold the flip flop action any longer, Lord help us all.  It's time to switch to something simple, yet flattering (is this not the most important part of dressing? If not, what is the meaning of it all?)

Introducing the wonderful and rudimentary alpargatas-simple jute-soled canvas sandals, or espadrilles, to borrow from the French.  Now most of them have vulcanized rubber soles for added durability, but I still remember the old ones. One step in a puddle and they looked like a ruffled scarecrow and smelled like a wet dog. From that experience one learned not to wash - ever - the espadrilles, but to rather attempt to clean the canvas with a wet cloth or a brush.

Nowadays the traditional Spanish espadrilles makers have modernized with contemporary designs, while keeping the fundamental materials intact. Castañer (outrageously expensive, by the way), Toni Pons, the new-comer Kameleonik, Mas que lunares, the luxury Spanish brand Loewe, the not-so Mustang, Iata (their "Copete" model are great for men), Mint & Rose, Seven2four, even Zara, of course…

Castañer

Castañer

Castañer



Toni Pons

Loewe

Mustang

Iata, "Copete"

Mint & Rose

Seven2four

Seven2four

Zara

Zara


Every little country store will have the omnipresent regional espadrilles–always the cheapest option- the one solid color or the navy stripped canvas. The plain ones are easy to cover, if you don’t like the color or want something a little more varied, with your favorite fabric. Or you can always paint them or even customize them further by adding bottons, laces, charms or pailletes, or ironing on a fun sticky-patch. It's pretty easy, even for a novice shoe-hacker.



I have a few pairs of alpargatas, but my favorite by far are two simple lace-up pairs by Toni Pons –one black, one tan- that have a very particular shape of wedge. For some reason I am attracted to slightly curved wedges and discard all of the rest. Straight is just too straight for me. Just yesterday on the other side of the border –that is the French- Spanish one-I bought my next big thing, a pair of fantastic, monstrous wedge pumps. Nine centimeters of natural jute, my perfect height. And guess what?  They're “made in Spain”.

On top of my summer reading,
 after the two bricks on Cromwell, the third one
"A Place of Greater Safety" by Hilary Mantel


Monday, July 15, 2013

Ostrich or Dolphin?


To celebrate the start of the summer I participated in my first aquathlon. It is a race that combines running and swimming, normally on the sea or the mouth of a river. This one I had targeted some time ago, slated to be held on a beautiful, compact trail and a calm open sea.  I knew I could do the distance (2,5km running- 1km swimming- 2,5 km running) but started to doubt myself after a few serious sports enthusiasts kind of said “really?” in a high-brow, amused way. I was a swimmer - I swam a whole lot during my school years, that is -before I became a runner and thought that I had to try.  Even so, as the date approached I almost ran out of time to get inscribed, so numerous were my doubts. I think that what discouraged me was the fact that it was a real race for semi-professional triathletes, that the maximum number of participants was only 150 (not much room to go incognito) and that I was all by myself, no friend to share the logical fears of a novice. So likely to be the last one to cross the finish line… I just hoped that there would be no time limit and that I wouldn’t have to be picked up by the coche escoba (literally “street sweeper”, in this case the vehicle that picks up the stragglers and the dumb ones who have over-estimated their ability).

Plencia's aquathlon: swimming back 


So there I was at the starting line, chatting up the other athletes in their 20s, all looking very pro. They must have thought “who the hell is this character?” A 40-something mother trying to prove to herself that she can finish this thing, that’s who! And the air horn went off and everyone sped ahead, leaving me behind. The trail was uneven and it mixed grass, dirt and railroad ties, so one had to be careful not to trip and lose one’s balance or even worse, sprain an ankle (at which I am a real expert, let me tell you).

So I’m tired after the first round, not yet enough endorphins released to enjoy the pain, but here it comes, the wet part. That’s a total liberation despite the fact that I can’t see nuthin’ but muddy green water and almost get caught on the buoy rope of a nearby boat – signage is not great. The temperature of the water is fantastic and suddenly I’m not tired any more. I could swim double this distance. I’m having to deal with looking up out of the murky water to stay on course while avoiding the boats, and I head towards the wrong bridge pillar, going all the way around it, a lot of wasted effort. So I have to stop and yell at the girl on the paddle board to tell me where in the water is the the correct turn-around point. Apparently I had swum an extra 300 metres which just added to my great feat. Dog!

As per the lack of style, that was a disappointment. I wore my training Speedo bikini which was the only two-piece outfit in the whole competition. Probably because the other participants were serious and all possessed their triathlon suits. Almost everything was black, only broken by the women’s orange swimming caps. So no cool photos this time. 

After the feat. Happy although she can't even smile


I feel like a cross between a sleek, dignified dolphin and a freaked-out ostrich running from a lion. But I did it and it felt fantastic. And I was not the last one to cross the line, in fact I left behind three or four participants and I even saw an athlete WALKING!

This weekend, another swimming in a river (Travesía a nado de la ría de Bilbao, the second oldest race of its type in Spain) and next, who knows, maybe the Alcatraz Challenge in San Francisco!



Swimming in the Bilbao river