“…a tus brazos otra vez…” famosa ranchera
de Vicente Fernández, o aquel “volver con la frente marchita” de Carlos Gardel,
bandas sonoras muy adecuadas para mi vuelta al teclado, esta vez en castellano.
En realidad, la vuelta era la del verano, pero perdí a mi corrector de textos
por el camino. Así que por el momento, y para probar a todos esos lectores que
dicen que no me leen porque no dominan el inglés (o eso dicen), vamos a ver qué
pasa al escribir sobre el estilo español, en español.
En aquel artículo sobre la vuelta, hablaba
de lo plasta que es el personal presumiendo de los sitios en los que ha estado
durante las vacaciones, de los
restaurantes en los que ha comido, del último deporte que ha probado y de qué
pena me das que no tienes nada exótico que contar. Con el boom del ladrillazo,
todo bicho viviente tenía derecho a irse de vacaciones al lugar más alejado de
su domicilio habitual, y a contarlo a la vuelta, siempre asegurándose de que
rellenaba todas las casillas de lo que se espera de tal experiencia. Que si se
ha ido a un lujoso resort, visto la casa
de tal famoso, cenado en no se qué
chiringuito michelinamente estrellado, visitado el sempiterno museo, descubierto algo que nadie sabe, visto el espectáculo del momento, etc. Además siempre en plan "apañao" de precio, vamos, una petardada (o mucha envidia). Muy pocos cuentan sus vacaciones según lo que han aprendido, la gente que han conocido o los libros que han leido.
Yo personalmente, como no me puedo ir a esos lugares exóticos, he aprendido muchas cosas; y todas muy útiles. Que el arroz sale mejor si le añades el agua caliente, que me parece que Arturo Pérez-Reverte se inspiró en el protagonista de la novela de Sommerset Maughan, “El filo de la la navaja” para “El
tango de la guardia vieja”, que muchos hombres en Santander llevan una esclava de oro ; que esta ciudad va a albergar el único edificio de Renzo Piano en España, y los próximos mundiales de vela (2014 Sailing World Championships).
También he aprendido – a pesar de decirlo varias veces-que hay que asegurarse que tu “monkey” no mete en su bolsa de mano la varita mágica de Harry Potter con punta de neón a riesgo de perder la conexión transoceánica porque no pasa el control de seguridad, aparentemente era fundamental realizar algún conjuro en el avión. He conocido Charlotte, Carolina del Norte, donde se rueda Homeland (dato pop para quienes no conocen la ciudad), y las ambiciones de un museo como el Mint, con ganas de introducirse en la escena internacional. Me ha fascinado la serie “House of Cards”(sobre todo su extraordinaria banda sonora) y la nueva manera de ver televisión con Netflix, con un poco de sufrimiento, me he enseñado a mí misma a correr estilo descalzo inspirada por el libro de Adharannand Finn, “Corriendo con los keniatas”; he confirmado que adoro a mis amigos que no hablan de sus hijos contínuamente, que Salome Campos era una mujer fuerte e intrépida, que nadó los 5 kilómetros que separan el puerto de Bermeo de la isla de Izaro sin entrenar regularmente, y sin los trajes de neopreno que protejen de las frías y movidas aguas del Cantábrico…
El Centro Botín de Renzo Piano, Santander |
La esclava, Santander |
También he aprendido – a pesar de decirlo varias veces-que hay que asegurarse que tu “monkey” no mete en su bolsa de mano la varita mágica de Harry Potter con punta de neón a riesgo de perder la conexión transoceánica porque no pasa el control de seguridad, aparentemente era fundamental realizar algún conjuro en el avión. He conocido Charlotte, Carolina del Norte, donde se rueda Homeland (dato pop para quienes no conocen la ciudad), y las ambiciones de un museo como el Mint, con ganas de introducirse en la escena internacional. Me ha fascinado la serie “House of Cards”(sobre todo su extraordinaria banda sonora) y la nueva manera de ver televisión con Netflix, con un poco de sufrimiento, me he enseñado a mí misma a correr estilo descalzo inspirada por el libro de Adharannand Finn, “Corriendo con los keniatas”; he confirmado que adoro a mis amigos que no hablan de sus hijos contínuamente, que Salome Campos era una mujer fuerte e intrépida, que nadó los 5 kilómetros que separan el puerto de Bermeo de la isla de Izaro sin entrenar regularmente, y sin los trajes de neopreno que protejen de las frías y movidas aguas del Cantábrico…
Así que de vuelta a mi portátil con
historias frescas o desempolvado anécdotas, The Spanish Style retorna a sus brazos otra vez, señoras y caballeros, esta vez, en castellano.